Cultura Organizacional: Liderar es Interpretar el Sentido de las Acciones

Por Javier Yunes

En toda organización, las personas no actúan “porque sí”. Actúan desde su historia, sus supuestos, sus valores, su cosmovisión. Y tal como muestra el Iceberg de Entendimiento del Programa ILMAX Módulo – 8 Elementos de la Cultura, lo visible —la acción— es solo la punta del iceberg.
El verdadero rol del líder es leer lo que está debajo.

Los líderes que interpretan bien no se quedan con lo aparente: buscan el significado detrás del comportamiento. Esto les permite acompañar, orientar y construir culturas más sanas y efectivas.

Cuando la iniciativa supera la claridad

Hubo un momento en mi carrera que marcó un antes y un después en tu forma de liderar y gestionar expectativas.

En un evento donde se entregaría comida a la comunidad, me pidieron grabar imágenes para un video. Pero no recibí lineamientos claros:
– No sabía exactamente con quién hablar.
– No estaba definido cuál era el mensaje principal.
– Tampoco cómo debía lucir el video final.

Con mi estilo natural —“hacer que las cosas sucedan”— decidí actuar. Entrevisté gente, capturé el proceso, conté historias, edité el contenido, y cree una pieza completa audiovisual y la envié al equipo de media de la iglesia.
Le pué corazón, profesionalismo y mucha milla extra.

Al enviarlo, recibiste la respuesta:
“Esto no fue lo que se te pedimos. Por favor, envíanos el footage en un folder.”

Ese mensaje me cayó como un balde de agua fría. Me sentí avergonzado y humillado. No respetado. No valorado.

Después, entendí algo clave:
No se trataba de tu esfuerzo, sino de la falta de un espacio para indagar, clarificar y alinear.
Mi error no fue actuar. Fue suponer. El trasfondo cultural de la organización era americano, por lo cual los líderes no iniciaban nada sin tener toda la información, los recursos y los detalles del proyecto/necesidad.

Esa experiencia me enseñó que en todo proyecto —desde los más simples hasta los más estratégicos— la claridad cultural es una acción preventiva. Que la responsabilidad del líder no es adivinar, sino construir conversaciones en las que las expectativas se alineen antes de ejecutar. Que dar la “milla extra” sin dirección puede llevarte lejos… pero no necesariamente al lugar correcto.

Esta experiencia, sobre todo, me enseñó a leer mejor el comportamiento de los demás y también el mío:
– por qué insistír,
– por qué avanzár,
– por qué actuár sin esperar,
– por qué moverme frente a la falta de información.

Ese nivel de interpretación es liderazgo cultural.

Tres elementos esenciales para gestionar mejor observaciones, conversaciones y decisiones

1. Interpretación consciente: leer lo que no se dijo

Siempre detrás de cada acción hay supuestos, interpretaciones y cosmovisiones.
Los líderes que interpretan conscientemente se preguntan:
“¿Qué información falta?”
“¿Qué está asumiendo la otra persona?”
“¿Qué estoy asumiendo yo?”

Mi historia lo confirma: asumir reemplazó a indagar.

“Si no observamos nuestros propios supuestos, actuamos a ciegas.” — Edgar Schein

2. Conversaciones que crean claridad

Las organizaciones crecen por conversaciones, no por instrucciones.
Líderes que preguntan antes de producir evitan malentendidos, desgaste emocional y reprocesos.

En mi caso, una conversación de 5 minutos habría cambiado el resultado del proyecto por completo.

“La calidad de las conversaciones define la calidad de las culturas.” — Judith Glaser

3. Decisiones basadas en entendimiento humano

Las mejores decisiones no vienen solo de la iniciativa, sino del discernimiento.

Un líder decide mejor cuando:
– entiende el propósito detrás de la tarea,
– reconoce el nivel de claridad disponible,
– valida expectativas antes de avanzar.

Mi decisión de filmar entrevistas fue excelente… pero no estratégica respecto del objetivo real. El aprendizaje fue invaluable: la acción sin alineación se convierte en ruido.

“La cultura se come la estrategia en el desayuno.” — Peter Drucker

Líderes como arquitectos de modelos multiculturales

Cuando los líderes interpretan mejor, conversan mejor y deciden mejor, se convierten en arquitectos de modelos multiculturales. Crean espacios donde las diferencias se integran, los supuestos se hacen visibles y los equipos aprenden a trabajar desde la claridad, no desde la suposición.

Los líderes que desarrollan esta habilidad diseñan entornos donde:
– se aprende,
– se crece,
– se colabora,
– se confía,
– y se avanza con propósito.

Porque, al final, el liderazgo es cultura.
Y la cultura es comprensión.